25 julio, 2024

Vinos Exclusivos y Naturaleza en Viñedo Cordobés

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El viñedo, ubicado en una terraza artificial hecha con 3,5 millones de toneladas de granito, ofrece distintos tipos de vino y visitas guiadas para los interesados.

Los vinos producidos a 1.300 metros sobre el nivel del mar en el Valle de Calamuchita en Córdoba llevan el nombre de «Alma minera», reflejando tanto la historia de la bodega como la de la familia propietaria. Originarios de una compañía con 35 años de experiencia en la extracción y procesamiento de fluorita y serpentinita —minerales clave en la fabricación de acero, electrodos y cemento—, los propietarios decidieron «retribuir» a la tierra creando un suelo artificial para cultivo de viñedos.

Este proyecto único en el mundo ha sido reconocido por la Organización Internacional de Vitivinicultura. Los mismos trabajadores de la mina son los que elaboran el vino.

El yacimiento Cerros Negros, a unos 40 kilómetros de Río de Los Sauces en el sur del Valle de Calamuchita (a dos horas de Córdoba), fue explotado hasta los años 60. La familia Martínez tomó las riendas en los 90 con Fluorita Córdoba, comprometidos con la idea de dar más a la naturaleza de lo que toman.

El proyecto se enfoca en la sostenibilidad: el 45% de la energía proviene de paneles solares (con un parque solar de 1200 MW), y se recicla agua para la minería (no para el riego del viñedo).

Gonzalo Martínez, ingeniero agrónomo y tercera generación de la familia, lideró la operación y hace 18 años inició un plan de remedio ambiental que culminó en Alma Minera. La «terraza» del viñedo se construyó con el granito sobrante de la fluorita, utilizando aproximadamente 3.500.000 toneladas y alcanzando una altura de 20 metros.

“Convertimos un pasivo ambiental en un activo”, señaló. La primera cosecha, en 2018, produjo 1000 kilos de uva Malbec, cinco años después de la plantación.

Actualmente, el viñedo abarca tres hectáreas con ocho variedades de uvas (malbec, sancelota, cabernet franc, syrah, tempranillo, tannat, chardonnay, sauvignon blanc) y una producción media de 17.000 kilos por hectárea, muy superior al promedio de Córdoba de 4.500 a 5.000 kilos.

La región se beneficia de vientos suaves y constantes del sur y una notable variación de temperatura a lo largo del año, factores que contribuyen a la maduración óptima de las uvas. Al lado del viñedo discurre el arroyo Los Vallecitos, marcando el límite de la terraza. Los mineros, menciona Gonzalo Martínez, fueron capacitados en viticultura, supervisados por un enólogo y por él mismo.

Elaboran un Malbec joven (puro Malbec), un coupage de Malbec, tanat y tempranillo; un Malbec envejecido en roble, un rosado (mezcla de Malbec y tempranillo) y un vino blanco (combinación de Sauvignon blanc y Chardonnay).

Actualmente, están trabajando en un reserva de edición limitada (1000 botellas anuales) que será “una selección de lo mejor de cada uno de nuestros vinos durante tres años consecutivos”. Producen entre 13.000 y 16.000 botellas al año, con el objetivo de incrementar a 45.000 a medida que las viñas maduren.

Un Paisaje Singular

Hace 400 millones de años, se formó el batolito Cerro Áspero, una masa de granito que abarca 440 kilómetros cuadrados; 300 millones de años después, se originó el plutón El Talita, resultado de una erupción magmática a 800 grados Celsius. Ambas estructuras geológicas conforman un paisaje único.

“El área reúne características mineralógicas únicas y un suelo granítico enriquecido con minerales locales que no se hallan en otros lugares, armonizando con las condiciones climáticas y topográficas idóneas para el cultivo de la vid -explica-. Nuestro suelo es rico en materia orgánica, fósforo, nitrógeno y otros componentes que mantienen saludable a la planta”.

Desde Fluorita Córdoba, la visión ha sido transformar el viñedo en un proyecto autosostenible, ofreciendo empleo a la comunidad local y creando un producto de calidad que también contribuye a remediar los impactos ambientales de la minería.

Dado que la bodega se ubica dentro de una zona minera, por razones de seguridad, se organiza una visita mensual para un grupo de aproximadamente 20 personas. María Celeste Martínez, hermana de Gonzalo y encargada del proyecto turístico, detalla que durante el recorrido se visita la bodega y se ofrece una degustación: “Preparamos un almuerzo en el mismo comedor que usan los mineros, con platos del cocinero que los atiende regularmente. Utilizamos productos locales, involucrando a la comunidad de Río Los Sauces. Nuestro compromiso es tanto con la sostenibilidad ambiental como social”.

La bodega opera en un galpón previamente utilizado para grupos electrógenos, ahora vacío gracias a la transición a la energía solar: “El vino es nuestro producto estrella, pero también mostramos todo el proceso. Queremos que los visitantes disfruten todo el día. La visita y el almuerzo duran hasta las 16, pero luego pueden ir al río o hacer caminatas”. En el menú, por ejemplo, se ofrecen empanadas de osobuco al Malbec y cordero local con verduras y peras al Malbec, aunque los platos varían regularmente.

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