15 noviembre, 2024

Buenos Aires inicia su mes más tanguero

Un jueves lluvioso de otro invierno porteño. El silencio reinante se corta en seco en la vieja usina que daba energía a la urbe y en un viejo taller mecánico del Abasto. En los dos lugares, la música y las risas se transforman en vapor y cientos y cientos de personas se rinden frente a la tradición más local: el tango. No obstante, exactamente la misma expresión muestra diferentes caras, que se resisten a convivir. La Usina del Arte, situada en el distrito de La Boca, fue escenario de la apertura de Tango Buenos Aires, el acontecimiento arrabalero de mayor influencia internacional, que combina Festival y Mundial de Baile y es organizado por el Gobierno de la Urbe (GCBA). En simultáneo, en el Club Atlético Fernández Hierro (CAFF) en el Abasto, donde se crió Carlos Gardel, abrió la primera edición de otro festival, totalmente organizado por exactamente los mismos músicos que son parte de su programación. Para sumar al contraste generacional, el mundial y festival de Tango fue presentado por una gloria del 2×4, Osvaldo Piro, al paso que el del CAFF lo hizo su hijo Alfredo.

Afirman que el tango nació huérfano. Que a un alemán que viajaba a América a bordo de un navío se le apagó la vida y su bandoneón quedó a la deriva. Asimismo afirman que el resto del pasaje se encargó del fuelle y cantó con él sus miserias y esperanzas. Y que esa mezcla de añoranza y aventura dio origen al ritmo más porteño y a la identidad de la ciudad de Buenos Aires. En la Usina, la estrella fue otro bandoneón, un Doble A que perteneció al gran Aníbal Troilo, historia legendaria argentina del instrumento, y que en la apertura de clases de Tango BA fue ejecutado por Osvaldo Piro frente a un aforo completo. El festival oficial se extenderá hasta el veintitres de agosto y va a contar con más de doscientos actividades y cientos y cientos de conciertos absolutamente gratis en las treinta y cuatro sedes de la Urbe. Asimismo va a haber un mundial de baile que empieza el primer día de la semana y acabará el veintidos y veintitres de agosto con una suntuosa coronación en el estadio Luna Park. Unas seiscientos personas gozaron de la programación dos mil dieciseis con más de doscientos artistas y parejas de diferentes países que vinieron a competir al Mundial.El maestro Osvaldo Piro abrió el juego de Tango BA con un bandoneón de Troilo.

El Club Atlético Fernández Hierro es homónimo de tango independiente en la ciudad de Buenos Aires. Abrió a mediados de dos mil cuatro en el sitio donde funcionara un viejo taller mecánico del Abasto. Apenas unos meses después, la disco Cromañón ardió por una bengala y ocasionó ciento noventa y cuatro muertes. Esa noche cambiarían por completo reglas y etnias de la noche porteña y golpeó con dureza al CAFF. El galpón fue clausurado cuando las agencias de seguridad debieron ajustar las tuercas y continuó cerrado a lo largo de todo dos mil cinco, mas prosiguió existiendo.

Todo en la génesis del CAFF fue autogestivo, al punto que cuando abrió sus puertas entregaba 2 entradas a cambio de una silla en buen estado. Muchas de ellas aún continúan en el galpón con capacidad para doscientos personas y un tinglado que cuando llovizna acompaña a las mejores orquestas de la escena joven a ritmo de metrónomo.  El día de hoy es el enorme escenario de la escuela de tango underground, una sala cooperativa, gestionada por músicos para músicos, una plataforma deliciosa para enseñar la rica escena del tango moderno, distanciada de estereotipos del pasado y del tango for-export, y que tiene su noche singular cada miércoles, cuando se presenta la Orquesta Habitual Fernández Hierro, los dueños de casa.

El festival FACAFF reúne a cuarenta agrupaciones que se presentan en 9 días. En el primero de ellos, participó Ignacio Montoya Carlotto, nieto recuperado de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto. “Estos espacios como el CAFF son tan esenciales como fundamentales”, señaló a EL PAÍS, “tienen que ver con movidas artísticas que están bastante por fuera de lo comercial. Esto causa que se puedan enseñar en las mejores condiciones posibles y en un buen sitio. Con el CAFF, ha vuelto a celebrarse eso del espacio por el espacio en sí. Deben ver con una necesidad artística que se convirtió en una acción”. Prácticamente como ocurrió con aquel bandoneón que perdió a su dueño en altamar, y se hizo canción.